viernes, 29 de enero de 2016

ÍTACA REMOTA
























Al pasar el Boquete de Zafarraya, dejamos atrás las tierras de Alhama de Granada y nos lanzamos al albor de la raigambre, pegados a las estribaciones de la sierra de Alhama. Al fondo, la Sierra de Tejeda con los pueblos encaramados (Espino, Alcaucín y, ay, Canillas de Aceituno), y allá, aún más allá, la voz del padre relatándote una épica de dolor y miseria, de brío y esperanza. Un viaje hacia el instante aquel, hacia la extraña claridad del descubrir, un éxodo a una ítaca remota.

El 11 de marzo de 2011, poco después de morir mi padre, escribí estas palabras, recordando una película que vi con mi hijo, Departures:

 "Vi esta película con mi hijo. Después de verla, él quiso cambiar su estudio del instrumento del violín por el de cello. Me hizo mucha ilusión que tomara esa decisión. Aunque hoy ya haya dejado de tocarlo, suelo recordar imágenes de la película que tanto me impactó, por recordar tantas cosas...como hoy, que recuerdo a mi padre, como aquel niño japonés. A él su padre le daba guijarros del río y los atrapaba en su mano y en su memoria. Yo atrapé del mío sus historias en el viaje de regreso a su pueblo natal, a Canillas de Aceituno. Al cruzar el límite provincial de Granada y Málaga, allá en lo alto, pasando por el boquete de Zafarraya, se veía un espectáculo de cielo y montañas. Entonces mi padre me recordaba sus aventuras por la sierra, con las cabras, con el esparto, el frío, el dolor inmenso de espalda, el miedo de la noche y los guardias civiles...Tantas veces volvimos a Canillas, tantas veces me contaba sus historias, tantas veces yo aguardaba a pasar aquel límite para asistir al espectáculo de la vida y el misterio. Y espero volver pronto a dejar reposar a mi padre cerca de aquellas sierras. Sí, una dulce despedida, es todo lo quiero".

 

Parte de las cenizas de mis padres las depositamos mis hermanos y yo en un rincón de la Rahije, en Canillas, poco después de morir mi madre. Pero en ese viaje no fuimos por la antigua ruta que cogía mi padre, la de Alhama de Granada. Finalmente, estas Navidades pude cumplir el deseo de visitar Zafarraya y hacer el viaje de tantos sueños.




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